Liú Xiaobo, el reciente Premio Nóbel de la Paz obligado a una reclusión domiciliaria indefinida por el régimen comunista chino, provocando el rechazo de la opinión pública mundial, no es el primer notable chino que padece semejante prisión. Existe un antecedente difícil de olvidar. El mismo régimen sometió a igual tortura a Zhao Ziyang, Primer Ministro de China en el momento de la masacre de Tiananmen, a la que se opuso con firmeza. Permaneció en tal estado punitivo durante dieciséis años, hasta 2005, año en que murió recluido.
Durante este tiempo de calvario, ayudado por cintas de casetes baratas, fue grabando una suerte de memorias o reflexiones sobre los acontecimientos vividos antes y durante su tiempo en el poder. Esas cintas, acaso no todas, terminaron pasando clandestinamente a Estados Unidos y allí fueron transformadas en un libro, PRISIONERO DEL ESTADO, que conmovió a la clase política del mundo occidental, a la vez que se revelaba como el primer relato desde “El Vientre del Tigre” que nos traía retazos de una organización del poder, a menudo caótica e incompetente, pero siempre despótica y durísima.
Zhao, un hombre distinto a todos los dirigentes chinos anteriores, como coinciden numerosos diplomáticos y periodistas que lo conocieron, adelantó ya en este libro que la China moderna no podría alcanzar un sistema político avanzado y aceptable por el mundo si no avanzaba en una profunda reforma política. A su juicio, sin ello le sería imposible resolver las condiciones anómalas que ahora se dan en la economía de mercado en China, a pesar del espejismo actual de éxito.
PRISIONERO DE ESTADO, publicado ahora en España por la editorial ALGÓN, destapa los entresijos del poder y la política china, y es una obra imprescindible para entender la China de hoy. Los diversos movimientos democratizadores que existen dentro y fuera del país protagonizados por millares de disidentes, no se entenderían sin ese primer paso de gigante que dio este hombre aupado al poder por Deng Xiaoping y defenestrado por la nomenclatura del viejo Partido Comunista Chino.
Esta edición en español de PRISIONERO DE ESTADO es la primera que se hace en el mundo.