Una Carta al Director

Parece claro que ningún gobierno de nuestro mundo más próximo puede siquiera hacer sugerencias a los mercados. Ellos mandan sin límite y comunican las normas a seguir a gobiernos y parlamentos vencidos. Así pues, lo que cabría plantear es si este desgarro va a continuar por siempre jamás. De momento no se ve movimiento creíble alguno que intente oponerse a semejantes poderes. Solo conocemos lamentos. La derecha democrática europea se duele de su irrelevancia, pues mandan los más agresivos de su pandilla, y la izquierda socialdemócrata llora a escondidas su derrota cuando tan solo hace unos años proclamaba arrogante el triunfo del modelo europeo al que calificaba de ejemplo para el mundo. En España, vencido Zapatero, todo indica que ganará Rajoy y su muchachada, es decir, la expresión más inane de nuestra derecha en democracia, un grupo de pícaros que pretenden hacerse con el gobierno del país aunque sea para gobernar sobre sus cascotes. Muchos piensan que si éste es nuestro futuro vamos aviados. Porque del lado socialista todo es silencio. Nadie que merezca la pena de entre ellos ha mandado siquiera una carta al director advirtiendo de que el alud reformista de Zapatero, que no roza a los ricos, es cosa pasajera, que los mercados han secuestrado a España y que su gobierno habla con una pistola en la sien. Muy al contrario, intentan explicar la bondad de sus decisiones al tiempo que se dan patadas en las espinillas bajo la mesa. Lo peor que les podría ocurrir es que echaran la culpa de todo a Zapatero y que éste la asumiera pensando que de esta forma salvan los muebles. Se equivocarían. El PSOE solo empezará a salir a flote si logra articular un discurso en el que las clases medias y populares encuentren  pepitas de esperanza. El ciudadano tiene derecho a que sus dirigentes le abran puertas a un futuro menos desigual, vulgar y antidemocrático. Si erróneo y brutal por sus consecuencias fue ese tiempo en que los bancos daban créditos baratos a todos, igual de equivocado y canalla es este momento en el que se barren las conquistas de décadas en semanas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Cerrar

Acerca de este blog