Nueva Marea

Representantes de El Tren de la Libertad este 1 de Febrero en Madrid
Fotografía: Representantes de El Tren de la Libertad este 1 de Febrero en Madrid
Representantes de El Tren de la Libertad este 1 de Febrero en Madrid
Representantes de El Tren de la Libertad este 1 de Febrero en Madrid

Nace una nueva marea social en defensa de otro derecho o bien que se pretende amputar. La impulsan mujeres que intentan impedir que el Gobierno perpetre un nuevo desafuero: cambiar la ley sobre la interrupción del embarazo que las llevaría a ese túnel del tiempo de la humillación y el dolor. Lo escribí en un anterior comentario: es difícil que le salga bien al Gobierno esta nueva machada, porque es harto complicado luchar contra el río de la historia y aún más contra el empuje de la mujer, en continua progresión hacia su equiparación real con el hombre en todos los ámbitos y, por tanto, muy alerta a qué ocurre con lo suyo.

Esta página siniestra para la historia de la presente legislatura popular de las reformas y la pobreza, tiene además la firma de Alberto Ruiz Gallardón, el verso suelto del PP, el progre. La mayoría cree que se ha quitado la careta y augura el ocaso de su carrera política. Creo que las pérdidas que acumulará Gallardón tras este episodio tremendo serán mayores incluso. El epílogo de su carrera pública puede estar escribiéndose estas semanas, porque el nivel de rechazo que acumula y la inmensidad de su error son de los que hacen época.

Con todas las salvedades a tener en cuenta, la trapisonda monumental de Gallardón recuerda a otros errores garrafales que expulsaron a políticos para siempre jamás de ese pedestal imaginario en el que se instalan los próceres públicos. Recuerdo ahora el discurso de Zapatero de mayo de 2010 en el Congreso. Este hombre, ese día, pasó a la historia más lamentable del socialismo español al abjurar de sus valores por una razón de Estado. ¿Quién cambia su alma por unas monedas?. Si después de comunicar y luego aplicar, leyes regresivas y recortes sociales, se hubiera marchado por coherencia con sus principios, se hubiera podido redimir acaso, y sobre todo salvar la memoria de su partido. Pero no lo hizo. Desde entonces languidece entre la nada y su sonrisa, y el PSOE arrastra la herida más grave de su historia reciente.

Otro caso es el de Manuel Lamela, aquel consejero de Sanidad de Madrid que sembró dudas sobre los profesionales sanitarios de cuidados paliativos de un hospital de Madrid, en Leganés, hasta el punto de llegar a confundirlos con turbios sedadores de la muerte. Luego, algunos radicales imputaron al responsable de aquella unidad hospitalaria, el doctor Montes, de nazi exterminador. Así, la rabia contra su persona creció tanto que la indignación de las personas llegó hasta torcer los barrotes de su despacho. Ese hombre fue luego desautorizado por la evidencias y los jueces, y hoy se esconde de los focos como si fuera un vampiro.

Sí, se dan actuaciones políticas bárbaras que destruyen carreras políticas y biografías personales para siempre. Gallardón parece cabalgar las últimas semanas sobre uno de esos caballos negros que lo desmontarán junto a la ribera de su particular laguna estigia política. Su desvarío, en cambio, da aliento al movimiento feminista siempre activo, aunque últimamente no tan presente. Un movimiento, una marea que parece crecer día a día.

Andrea Camilleri, el italiano escritor de novela negra y esperanza blanca, sentencia que «el pueblo que se resigna está acabado». Pues eso.

Un comentario en «Nueva Marea»

  1. Gran predicción la tuya, querido Pepe, por lo que a Gallardón se refiere y a ese impulso imparable de la historia que tiene a las mujeres como protagonistas. E impresionante imágen con la que encabezas tu artículo. Una imágen digna del interés del finísimo J.J. Millás, porque lleva en sí toda la enjundia de lo que hoy se cuece. Animo a los lectores a indagar en ella, ya verán la cantidad de cosas que se condensan allí. Imponente.

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