La verdad es que todo empezó con la sonrisa muy especial de la chica morena del restaurante cuando traía la cerveza del aperitivo. Una sonrisa difícil de explicar en palabras, aunque de imborrable dibujo. Su mueca bellísima y joven transmitía un millón de mensajes: buenas tardes, gracias por venir, espero Seguir leyendo
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