La Pesadez Catalana

Duran i Lleida
Fotografía: Duran i Lleida

 

Duran i Lleida
Duran i Lleida

En los últimos días la mayoría de las voces públicas baquetean a Duran i Lleida. Este político es bien conocido en Andalucía por lo que dice sobre nuestros paisanos más humildes. Recibe furibundos ataques porque el partido que dirige, Unió, ha admitido ante un tribunal haberse financiado con fondos públicos. El hecho, por otra parte, no es nada nuevo, episodios de robo como éste se han producido en abundancia y, por desgracia, habrá más. Lo llamativo es que se han tirado al cuello del democristiano catalán aquellos que están más pringados. Destaca de entre todos la furia de la señora Cospedal. La secretaria general del partido de los diez mil sumarios exige al jefe de filas de Unió que se vaya por corrupción. Y se queda tan pancha. Al menos los socialistas -tan salpicados ellos también- han dado un paso atrás en el escenario hasta perderse en las sombras del foro. Pero lo de Cospedal convendría aclararlo.

Esta mujer que tantos favores hace a Rajoy a diario (algún día si llega a necesitarlo enviará a unos cuantos emisarios a cantar su rulo de lealtades) saca la adarga contra Duran movida por ese dolor extremo que producen las grandes decepciones o, si me apuran, las traiciones. Sí, traición es la palabra con la que define el sanedrín del PP el comportamiento del líder de Unió en los últimos y determinantes actos de la marcha hacia la independencia que promueve el nacionalismo catalán. Confiaban en que Duran sería el hombre que, a la postre, frustraría la larga marcha de Artur Mas. Por ello le ayudaron tanto. Sólo en Génova y en el despacho de Rajoy en la Moncloa se sabe cuánto. Le han dado todo lo que ha pedido. Desde el indulto de militantes condenados por mangue hasta todo tipo de ayudas y subvenciones con las que dar brillo a sus políticas municipales y otras. Sería interesante que el mejor periodismo político de investigación hurgara aquí para confirmar hasta qué punto el PP se apoyó en sus hermanos democristianos catalanes para frenar a Mas.

Pero sienten que les ha falla al final, creen que no se enfrenta lo suficiente a sus coaligados de Convergencia para impedir un gobierno con Esquerra. Y ahora, el Gobierno que se las prometía muy felices tras el tropiezo electoral de CiU, ve como la larga marcha hacia la independencia catalana se reactiva y se apresta para su hégira. Cospedal, por tanto, no embadurna las ondas con palabras viscosas porque le repugne la corrupción en Unió, eso le importa una higa, incluso le viene bien para su política del «y tú más». Le duele la felonía del catalán, su traición. Ahora tendrá que emplearse de nuevo muy a fondo contra los insaciables catalanes. ¡Qué pesadez!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Cerrar

Acerca de este blog