Agua tengo

Paula Nevado
Fotografía: Paula Nevado

Agua. Hasta la prensa que antes llamábamos seria o influyente llega la exigencia unánime para que las autoridades municipales abran fuentes públicas para beber en nuestros parques, jardines, plazas y calles. Las grandes ciudades españolas, inundadas de millones de turistas y otros tantos andariegos, no disponen de grifos libres donde llenar las botellas de plástico que se compran a un euro en la vendeja provisional. Los 350 cl, o menos, de agua de grifo tratada, que bebemos de un trago al calor de nuestros julios y agostos, no son nada para todo un día de alpargata, museos y otras musarañas. ¿Quién puede pagar seis euros al día para evitar la deshidratación en nuestras calles de fuego?

No es este un problema menor porque aún no esté en boca de todos como el máster (no máster) del flamante presidente del PP. Una ciudad española en verano y sin agua a mano que llevarse al coleto es mucho más hostil que la que no ofrece sombra. Pero en estas condiciones tan menesterosas nos encontramos. El agua solo nos alcanza si llega forrada en plástico y previo pago, o si la buscas colándote, cual si fueras un delincuente, en el váter del bar, restaurante u hotel con vigilancia distraída.

Aunque a sotavento de estas sedientas calorinas se están moviendo otras sensibilidades. Menudean ya restaurantes que te sirven de mano jarras de agua del ayuntamiento sin necesidad de que las pidas, y alcaldes que impulsan la apertura de decenas de fuentes públicas en sus pueblos y ciudades. Y millares de ciudadanos que exigen agua gratis en bares y restaurantes. Este movimiento creciente, no obstante, aún está en pañales. Es necesaria mayor determinación ciudadana, gestos y compromisos explícitos de las autoridades administrativas.

 

Los señores de la botellita

 

Siempre me pareció ejemplar y simbólico el vaso de agua que el ujier de las Cortes dispone sobre el atril de oradores del Congreso y Senado instantes antes de la intervención del parlamentario o ministro de turno. Después de casi dos siglos de Parlamento en España se mantiene el rito. Pero más allá de estas instituciones, el ejemplo se olvidó. Hiere las pupilas  observar esas mesas dispuestas para las ruedas de prensa de políticos y empresarios, organizaciones civiles de toda clase, y hasta posados eclesiásticos, moteadas de botellas de agua en plástico. Y en los estrados de los tribunales de justicia durante los juicios orales; tras las parrafadas decididas de los fiscales y los pujos de los encausados. Sí, todos estos entripados tratan de remediarse con el inevitable sorbo a la botellita. ¿Se habrá olvidado el mundo de la toga también de que existe el agua de grifo, las jarras y los vasos y los frágiles pañuelos para cubrirlos? Seguramente es todo más sencillo: se lo pusieron más fácil los señores de la botellita.

Claro que todo este disparate, que tanto contamina y dispendio económico produce, podría mitigarse, y hasta diluirse, con sencillas instrucciones de las autoridades competentes. Bastaría con un breve: “No se harán comparecencias públicas rodeados de botellas de plástico” para que alcanzaran gran estima la Ministra de Administraciones Públicas y sus clónicos en CC.AA., Diputaciones, Cabildos y Ayuntamientos, y hasta el Consejo General del Poder Judicial, ¡y no digamos la Liga de Fútbol Profesional, pues ante don balón todos claudicamos! Algunos podrán decir que con estas medidas se hundirá esta industria tan boyante. En absoluto, pueden suministrar toda el agua que le pidan en sus grandes burbujas de vidrio o incluso plásticas, si es que a autoridades y otros señores con capacidad de decidir no le gusta el sabor del agua de su ciudad. Mas, como dice Gonzalo Delacámara, director académico del Foro de la Economía del Agua, que se tenga en cuenta siempre que el agua embotellada es mil veces más cara que la que nos llega por la red. Y las dos son igual de seguras.

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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