Las manos que hablan

Paula Nevado
Fotografía: Paula Nevado

La madrugada del viernes 29 alumbraba en Bruselas un principio de acuerdo, o mejor un compromiso, para dar una respuesta europea a la nueva crisis migratoria que nos llega de África y Asia. Los feroces italianos en el gobierno de Roma – que en su Parlamento y ante la prensa utilizan las mismas palabras que los más zafios fascistas manejan en el anonimato de las redes – bajaron el diapasón de exigencias y los gobiernos xenófobos del Este se acomodaron entre protestas y desafíos. El plan Macron-Sánchez rebajado: menor ayuda económica para los países de frontera y mayor exposición y compromiso de los mismos, alivia a Alemania y frena el ‘no’ de los países del norte y, en especial, de una Holanda que cada día es más un Reino Unido, sin mediar brexit, empotrada en la UE.

No obstante, casi todo está por hacer, pues el compromiso obliga a poco, al menos de momento. “Pero no es escasa cosecha salir de una cumbre con un problemón de esta envergadura sobre la mesa sin rupturas graves, cuando todo presagiaba fuerte tormenta”, explicaba una fuente diplomática española.

Esta es la única manera de hacer política, una política posible en tiempos de irritación, imposiciones populistas y neo-dictadores en tantos países de nuestro mundo. Porque ningún gobierno puede caminar sin la muleta de otro, y aquel que pretenda ir por libre o a la suya (USA y China, por ejemplo) está condenado a padecer sus excesos tanto como el otro contra el que decide cargar. Por ello, resulta cada día más patético observar cómo numerosos mandatarios se esfuerzan por destacar en nuestra selva global sobre la base de llamativas técnicas de marketing que tanto gustan a los expertos de la comunicación en red y con tanta excitación programan en su espectáculo tan colorido como epidérmico y fútil.

 

Distracción comprobada

 

Un episodio de esta naturaleza se viene materializando en la persona del flamante presidente Pedro Sánchez. Su fulgurante, brillante y elogiadísima manera de llegar a la Moncloa, y luego formar un gobierno cargado de promesas, parece haber dado a sus responsables político-mediáticos razón suficiente para seguir explotando esa mina llamada Pedro Sánchez (el guapo, como dice la prensa británica) e inundan con alguna pepita y mucha ganga tanto las páginas políticas como las más numerosas y seguidas de cotilleo, cháchara y trending topic.

Así,  lo ofrecen como deportista cierto (sano, fuerte, confiable) o el bello héroe que vuela con su equipo para salvar a España de migrantes (oportuno, decidido, seguro). Y hasta sus manos hablan de un líder democrático imprescindible para la Europa de estos tiempos de asedio y división.

Pero todo este teatro, a pesar de su magia innegable y su distracción comprobada, es superficial, la exposición habilidosa de materiales fungibles, ninots que prenden a fecha fija sin apenas el aplauso de la añoranza. La política en serio se juega en las reuniones maratonianas de Bruselas y en las tediosas negociaciones parlamentarias. Este gobierno, quizás con mayor urgencia que la mayoría de los europeos, es el más necesitado de inteligencia política, cintura, capacidad de encaje y fortaleza mental, pues gobierna con 84 diputados sobre 350. La partida catalana está solo en fase de Haka y ya podemos observar los grandes choques que se producen; y el nombramiento del nuevo presidente de RTVE exige numerosas renuncias (o entregas, según se mire) para salir adelante. Cada reyezuelo de los que apoyaron a Sánchez quiere tener su taifa donde exhibir el armiño. Gobernar azotado por una galerna permanente es la política del momento. ¿Ayuda a todo ello el juego de manos y el tuit oportuno? Seguro que sí: entretiene.

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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