La revuelta de los abuelos

Paula Nevado
Fotografía: Paula Nevado

La última gran novedad que aporta España al noticiario político europeo es la revuelta de los abuelos exigiendo pensiones dignas y contra el tope del 0,25% de subida anual decidida por ley y para largo. Y también por el enorme desasosiego que genera un presidente del gobierno insistiendo durante largo tiempo en que ahorremos en fondos de pensiones. ¡Cómo si le pagaran comisión los bancos y las aseguradoras!

Pero aun siendo un conflicto relevante, por lo que pudiera significar electoralmente, no deja de ser una tensión más que añadir a las que mantiene abiertas el país y que nadie -ni siquiera el tiempo, ese gran aliado de Rajoy- logra no ya cerrar, sino tan siquiera mitigar o, en peor de los casos, orillar.

España, cuando aún no hemos cubierto la mitad de la legislatura, es todo un conflicto. El crecimiento, superior al 3% durante dos años y el presente que puede ser el tercero, no vale. Existe más actividad económica y también mayor desasosiego y desesperanza; crece la economía, pero los sueldos de los empleados se estancan; aumentan los beneficios empresariales pero la precariedad se encona; consumimos más, pero los productos son los más baratos y dañinos.

En la escuela no mitigan las penurias y los hospitales cada año se presentan con menos camas; crece la deuda sanitaria de las Comunidades Autónomas y la trampa del país continúa igualando el PIB. Y para colmo, se destapa la alarma de las pensiones. También en esta parcela tan sensible para la sociedad salta la espita del miedo cuando el gobierno habla de récords económicos: mayor crecimiento, más empleos, más turismo, más exportaciones, más…

 

Una tormenta que no cesa

 

Así las cosas, no es extraño que el partido aún virgen (o no dañado) de la derecha, Ciudadanos, se encarame por encima del PP en las encuestas electorales, y pase por la chepa de la izquierda con el paso del gigante. Y es que la incapacidad y los errores del gobierno llegan como torrenteras incontrolables, y la izquierda continúa sin levantar cabeza porque no sabe cómo meter mano a este mundo en poder de las grandes empresas, que han capturado el futuro, y de tantos truhanes como engordan con el pasto tan nutriente que proporciona una democracia devorada tan rápido y a dentelladas.

No es extraño, pues, que algunos hablen de adelanto de elecciones cuando todo lo que nos muestra el horizonte se parece al colapso y la incapacidad del gobierno, que se autoengaña con el trampantojo del “funcionamiento de las instituciones”, para cambiar la derrota de un país tan pegado a los roquedales en medio de una tormenta que no cesa.

Está claro que los actuales políticos y sus intérpretes valen poco. La fragmentación política, la ausencia de ideas y grandes ambiciones y la lucha de carneros en que se emplean los partidos de la derecha en búsqueda de la hegemonía, nos conducen a los peores presagios.

Ojalá la presión de los mayores y otras urgencias electorales pudieran llevar al Congreso a acuerdos mayoritarios en esta materia, pues de lo contrario, de aquí a las autonómicas y municipales de mayo del próximo año, este país parecerá un calvario entre récords de turistas, crecimiento económico continuado y beneficios empresariales.

PAULA NEVADO
A Paula Nevado, su inquietud y sensibilidad familiar, le han llevado a formarse en diferentes disciplinas creativas y trabajos artesanales. Desde hace años se las tiene con la luz y sus caprichos para adobar con ellos las imágenes que le interesan. Con esta colaboración traslada de manera abierta la búsqueda del mundo que solo puede capturar su ojo. Puedes seguir su trabajo en Instagram: @paula_nevado

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