España en caída libre

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Fotografía: www.elcorrreo.com

A estas alturas del vodevil dramático que es la España política, somos numerosos los que pensamos que nuestros tenores políticos no llegarán a cantar jamás a coro (formar gobierno) de no mediar una presión externa excepcional que les arranque de su engolfamiento político pueril y malsano. Una amenaza seria de Bruselas y Berlín, un meneo sísmico de los mercados que acojonara a nuestras empresas y a Montoro incluso, acaso una Cataluña que rompiera al fin y en serio con el status quo constitucional, o un nuevo tamayazo (Dios no lo quiera) que desviara a la manera mafiosa el puñado de votos que Rajoy necesita para continuar haciendo lo mismo que hasta ahora pero ya no en funciones.

A estas alturas del desarrollo de la bufonada política más temeraria e irresponsable de nuestra democracia, unos se preguntan cómo es posible que -aparentemente- funcione casi todo, y otros no llegan a entender cómo se ha podido ir tan lejos en esta pelea de carneros. El problema, vista la gran dificultad para resolverlo, debe ir mucho más allá del empecinamiento, rencores, el miedo y la vacuidad de los principales responsables del atasco político, institucional y social.

Este fenómeno, no obstante, podría ser descrito en una sola línea: el (peor) pasado se resiste a morir al comprobar que el presente no tiene la pica lo suficientemente afilada como para herirle de muerte. Estamos así ante un frente político inamovible, pues ninguna fuerza es mayor que la otra, con el añadido de que no existe general alguno con el suficiente genio y determinación para intentar romperlo aunque con ello le pueda partir el pecho el bayonetazo de un soldado enemigo borracho.

Así las cosas, al igual que abultan los problemas del presente y sobre todo del futuro del país (España cada día que transcurre es un estado que pierde sustancia e interés para el mundo, y un bazar low cost en su propio territorio) se multiplican los conflictos internos de los partidos. Lo de menos es el zurriagazo que propina Felipe González a los cuatro tenores – «Si nos llevan a unas terceras elecciones, les pediría a los cabezas de lista que no se volvieran a presentar»- lo grave es que este largo impasse de chapoteo en la nada levanta un enorme debate en sus filas que amenaza con romperles las costuras a todos ellos.
Rajoy no puede apearse del «Yo sigo» porque el PP que preside entraría en un conflicto de tamaño sideral. A Pedro Sánchez su «No es no» atrae tanta presión política sobre su persona y el PSOE que bien pudiera hacerlos estallar a ambos. Podemos ya sabe que no tiene los puños suficientes para romper el cielo y sus dirigentes andan preguntándose si esto de la política será una cosa sólo terrenal. Y Ribera… quién sabe lo que quedaría de él así que pactara con Rajoy.

2 comentarios en «España en caída libre»

  1. Te estaba esperando como fiel seguidor, tu lo dices actúan como carneros, sin mirar por España, pero lo del general de manera figurada bien, sigo esperando que al final se bajen del caballo el Sr. Presidente y el Sr. Sanchez, y saldremos adelante. Sigue en tu línea, me encanta. Un abrazo.

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