Embridar la formación

Formación profesional para el empleo.
Fotografía: Formación profesional para el empleo.
Formación profesional para el empleo.
Formación profesional para el empleo.

En numerosas ocasiones el núcleo de las noticias menores acoge las semillas de las grandes venturas. El pasado viernes el gobierno dio luz verde al nuevo sistema de formación para ocupados y desempleados. El anuncio no provoca el furor de las imágenes de los grandes atentados, ni el hastío por tanta corrupción acumulada, pero tiene su miga.

En realidad el gobierno da un volantazo a las prácticas de formación laboral llevadas en España en las últimas décadas. Porque todo el mundo sabía desde hace años que venía viciado de abusos y corruptelas (además de ser frecuentemente ineficaz) y porque allí donde se han empleado a fondo administraciones, fiscalías y policías se ha encontrado mucha mierda.

Ahora patronales y sindicatos no tendrán el cuasi monopolio de la formación de los desempleados, ni recibirán el 100×100 de las subvenciones al concederles los cursos, ni los subcontratarán y harán con parte de esos recursos «diabluras» en sus organizaciones. Ahora sólo podrán tener un papel junto al gobierno y las comunidades autónomas en su diseño y organización, pero ya nunca serán «juez y parte» porque «yo decido que cursos imparto». Ahora tendrán que competir con todo el que esté acreditado si quieren acceder a impartir formación.

Ya era hora que algo de esto sucediera. Porque mantener la paz social a costa de suculentas compensaciones económicas pudo tener un pase en tiempos de bonanza cuando Bruselas inyectaba fuertes sumas de dinero.Pero al derivar todo en una feria de cursos, muchos sin sentido, y casi siempre fuera del control público por el interés de este, acaso la negligencia o puede que la escasez de inspectores, la formación dejó de tener valor en nuestro pais y, sobre todo, gracia.

Ahora veremos a patronales y sindicatos mucho más pequeños, que tendrán que buscar recursos en otros frentes donde la transparencia les deberá acompañar desde el primer día. Aunque las autoridades harían bien estando muy atentas a partir de ya a los procedimientos que empleen las empresas para formar a sus trabajadores. Porque la formación, al tiempo que acota el papel de patronales, sindicatos y comunidades autónomas, abre una puerta muy amplia a las empresas que podrán formar a sus trabajadores con su propio dinero y el de todos.

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