Política a la Fuga

Esperanza Aguirre en un evento el 26/09/2012. EFE/Sergio Barrenechea
Fotografía: Esperanza Aguirre en un evento el 26/09/2012. EFE/Sergio Barrenechea
Esperanza Aguirre en un evento el 26/09/2012. EFE/Sergio Barrenechea
Esperanza Aguirre en un evento el 26/09/2012. EFE/Sergio Barrenechea

El episodio protagonizado por Esperanza Aguirre huyendo de la policía municipal que la multaba, puede ser abordado de diversas maneras: en clave de humor o farsa, en clave política o delincuencial y también en serio. Pero nunca pasar de él y minimizarlo al restarle importancia.

Porque lo que ha protagonizado asombra no tanto por la fuga en sí, sino porque pasados cuatro días de los hechos no (le) haya pasado nada. No hace falta ser perito en leyes o experto en la calle y sus hampas para suponer que si la dama a la carrera no hubiera sido Esperanza Aguirre, habría sido conducida a comisaría y catado calabozo al menos hasta que un abogado hubiera hecho bien su trabajo. Pero nada de esto ha ocurrido. Lo público y conocido es que la señora se ha dedicado a poner a parir a los funcionarios que le pusieron la denuncia (y por extensión a todo el cuerpo al que pertenecen), que a uno de ellos le dio un soponcio en el transcurso del movidón – cuando lo usual es que suceda lo contrario -, que el atestado policial no esté concluido pasados varios días de los autos y que sus poderosos compañeros del gobierno y el partido sólo hayan hablado con la boca chica para desmarcarse y con la muy grande para ponerse a su lado.

Así las cosas, parece que la pena más grande que le caerá se llama «pelillos a la mar, olvidemos la polémica y, a otra cosa mariposa», que nos distraemos de lo importante: la salida de la crisis. Tendríamos que preocuparnos, eso sí, por los policías que cumplieron con su deber. ¿Seguirán en sus puestos así que pasen unas semanas?. Nadie lo sabe. Y es que las estadísticas pintan en su contra. En las últimas Navidades, sin ir más lejos, una concejala del PP de una población próxima a Madrid fue descubierta conduciendo con copas de más. Dimitió. ¡Oh, sorpresa!. Pero de inmediato el partido le compensó del mal trago dándole un puesto político mejor remunerado. Y algo más: a los policías que le hicieron soplar se les abrió un expediente.

A Esperanza – una política sin retroceso, como la artillería prusiana – este episodio le contraría en sus expectativas políticas, pues aspira a la alcaldía de Madrid sustituyendo a Ana Botella. Así pues, estaremos atentos a los movimientos de la última ya que traerá una sonora ruptura de cristales, dado que su virtud política no es la sutileza. Aquello que vaya a hacer la vizcondesa tampoco tendrá desperdicio, todo en ella es zarzuela y tente tieso.

Un comentario en «Política a la Fuga»

  1. Yo, el aprendizaje que me ha dejado ha sido preocupante, si un politico con peso especifico, tiene la osadía de incumplir unas normas de urbanidad que cumplen escrupulosamente todos los ciudadanos, no es nada habitual en Madrid, dejar el coche en el carril bus para bajar a un cajero.
    Esto hace pensar en que manos estamos y la catadura politica que tienen.

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