Españolizar

José Ignacio Wert , ministro de Educación, Cultura y Deporte
Fotografía: José Ignacio Wert , ministro de Educación, Cultura y Deporte
José Ignacio Wert , ministro de Educación, Cultura y Deporte
José Ignacio Wert , ministro de Educación, Cultura y Deporte

La palabra «españolizar» pronunciada con la entonación, timbre y determinación que puso el ministro Wert en el Congreso de los Diputados, es hermana gemela de conquistar y evangelizar. Porque nuestra nación no ha españolizado jamás sin que la espada y la cruz estuvieran bien alineadas con la causa. Es por ello que la apelación a españolizar lanzada nada menos que por un miembro del gobierno ha sonado a ferocidad post moderna, a una de esas soflamas que menudean en las tertulias de los programas de extrema derecha, pero que ya se cuelan en las Cortes como si tal cosa. Viene a ser como el «que se jodan» de la joven Fabra solo que con la intención de apedrear a la mayoría de los catalanes en lugar de a los parados.

Son ya un enjambre las pulgas que molestan al gobierno: los socialistas, los 15-M, los sindicatos, los que se manifiestan, los estudiantes, los desamparados dependientes, los catalanes, los…Les pica el cuerpo por todo y todo lo que no sea autoridad y austeridad (recortes) les molesta.

Con la frasecita «españolizar a los niños catalanes» la han liado parda. Todo indica que el pronunciamiento fue buscado (pensado, no). El mismo Wert dice que no improvisa nunca. Parece el principio de algo, el primer capítulo de la batalla electoral de los españoles contra los nacionalistas catalanes. Extremarán las agallas hasta que la vibración de sus diapasones esté a punto de romperles los cuellos. De esta forma inician los populares sus confrontaciones electorales: exagerando al límite. Ahora a los nacionalistas catalanes – tan rampantes y desleales, por otra parte – les va a tocar pechar, además, con ser responsables de hundirnos aun más en la depresión económica, pues su deriva secesionista «nos impide salir de la crisis».

El Gobierno, sin buscarlo, ha encontrado otro Judas al que apalear. Las movilizaciones callejeras y sus responsables ya no estarán solos en la tribuna de los deméritos. Alguien en la Sala de los Cerebros Sin Control que alimenta de frases y manejos al Gobierno ha advertido que el marrón catalán podría ser de provecho político propio. Ni siquiera el Rey tiene mucho que hacer al respecto.

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