Encerrado

Desde que saliera al balcón de Génova la noche del 20N, no vemos a Rajoy, ha desaparecido. Solo hemos adivinado la imagen borrosa y fugaz de alguien que se le parecía entrando en la sede, enfundado en una gabardina negra de moda en la Viena de El tercer hombre. Nos cuentan que el líder trabaja, habla por teléfono y se reúne con gentes de influencia. Incluso nos han mostrado la cara turbada de algún banquero con el que aseguran que se ha entrevistado.

Nada más. Silencio en Génova y ruido fuera. La bolsa no levanta cabeza desde el 18 de noviembre, la prima de riesgo vive alocada, los servicios de estudios y media amigos ventilando las peores noticias y Merkel instalada en su nein perpetuo. Algunos ven en estos acontecimientos la confirmación de que la cosa está tan mal que España no levanta cabeza ni con unos ni con otros, que las alternancias políticas son inútiles, que… Pero son juicios precipitados. Todo lo que fluye, ese hedor a crisis, puede servir para apoyar las medidas que al cabo adopte el nuevo Gobierno.

Las manos que nos ahogan son el paro y la falta de créditos y para «combatirlas» se está escribiendo estos días su relato que, como todo últimamente, empieza por los banqueros. Rajoy estaría concretando con la banca la creación de un «banco malo«, pagado con nuestros impuestos, en el que depositar los activos inmobiliarios más infumables y que tanto lastran la capacidad crediticia de la banca. Liberada ésta del mismo, ¡voila!, tendríamos crédito para la empresa, o sea, crecimiento, es decir, empleo. El cuento de la lechera de nuevo. Y una noticia tan esperanzadora podría compensar la otra: austeridad, flexibilidad, recortes, despidos, copago…

Ah, lo que está decidido ya es que España estaba mucho peor de lo que nos habían dicho. Un banco amigo vino el viernes a darnos la penúltima cifra: 431.500 millones serán las necesidades de financiacion que tendremos el año próximo. Y, cuando el equipo de Soraya pase la calculadora por los papeles que ahora le da el Gobierno, las cosas serán aún peor. Lo dicho, de recortes, banqueros y socialistas infumables va el nuevo relato.

 

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