Tras la Crisis

Viñeta de Quino
Fotografía: Viñeta de Quino
Viñeta de Quino
Viñeta de Quino

“Burla burlando, “el peor gobierno de la democracia”, según Rajoy, va dando la vuelta al calcetín de las grandes leyes económicas y sociales, de tal suerte que, cuando digiramos ese engrudo llamado ladrillo que tanto nos trastorna el normal tránsito orgánico, el país estará en condiciones de dar otro salto hacia el bienestar con mayor comodidad: los servicios y nuestra industria exportadora serán las locomotoras. Y ese desempleo aterrador que ahora nos dobla será un mal recuerdo: volverán los inmigrantes por centenares de miles”. De esta manera se expresan al amanecer 2011 nuestros zaratustras políticos y no pocos think tanks económicos.

¿Nos lo creemos? Digamos que sí, aunque sólo sea por el esfuerzo que el gobierno, los agentes sociales, las empresas y tantos trabajadores están dedicando a sacar a España de la hondonada de la crisis.

No obstante, son otros males patrios los que crecen sin remisión -y pueden ahogarnos mañana-  sin que nos aprestemos a su solución con igual empeño. Me refiero a ese despedazamiento público de los partidos políticos a fuerza de sus propias dentelladas, el crecimiento de la radicalidad derechista y los dogmatismos religiosos, y ese embrutecimiento de cientos de miles de hogares como consecuencia de la mierda animada o dramatizada que nos descargan desde la televisión.

Y crece otro mal aún más terrible: el abandono de la buena educación.  Causa espasmos imaginar las consecuencias próximas de tamaños desastres. A estas alturas la mayoría de los españoles siente que los políticos que pueden sustituir a los que hoy gobiernan  no serán más diligentes, eficaces y acertados que los actuales, pero a los socialistas estamos a punto de darles el capotazo.

El empecinamiento del PP y Camps en negar la evidencia de que se han manejado entre corruptos porque están seguros de que, a pesar de todo, ganarán las elecciones, causa estremecimiento, pues la impunidad se instala como norma reconocida y publica. La televisión, chabacana y pútrida, pero muy demandada y una escuela sin atractivo vendría a cerrar este cuadro. Pero pocos se empeñan en cambiarlo. El becerro de oro nos tiene bien cogidos por ahí mismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Cerrar

Acerca de este blog